Esta entrada de hoy es especial porque va dedicada a una compi que conocí hace ya casi seis meses y que está organizando un concurso de vasitos en su blog. Ya sé que nunca he hecho recetas en vasito, y que ésta es mi primera vez, pero la ocasión la merecía. Yo creo que muchos de vosotros al leer el título ya sabéis de qué va y para quién es, porque se han hecho megafamosas y está participando mucha gente. Ese jurado lo va a tener sumamente complicado porque hay unas recetas y unas fotos de nivelazo. Y yo le prometí que participaría, y como siempre, al final, pero llego.
La persona de la que os hablo es Eli, he tenido relación casi desde el principio de su blog, que descubrí un día por casualidad navegando por la red y me quedé, por sus explicaciones, por lo sencilla y sincera qué es y por sus recetas, tradicionales pero con un toque más moderno y creativo. Lo cierto es que Coulís de Limón son dos, Eli y Conchi, pero no he tenido el placer de conocer a Conchi aún, y es que además Eli y yo coincidimos hace muy poquito en el curso de fotografía de Luisa Morón que acabamos de terminar hace apenas una semana. Por cierto, os tengo que hacer una crónica de este curso algún día de éstos. Supongo que habréis notado diferencia en las fotos, aunque nos queda mucho por aprender le he sacado mucho jugo y he descubierto el arte de la fotografía, ahora mismo estoy indecisa en si me gusta más hacer una receta o las fotos, así he despertado otra vena creativa más que tenía escondida dentro de mí, y hago fotos a casi todo! Algunas de vosotras ya me habéis comentado que os gustan las fotos, y me hace mucha ilusión que os gusten, porque a mí me encanta, no hay color entre las primeras y las últimas, y espero ir subiendo el nivel poco a poco ^_^
Os dejo el enlace a su concurso por si queréis echar un vistazo a los participantes, los premios y el jurado de lujo:
La receta que se me ha ocurrido, después de tener en mente varias y descartar alguna por que visualmente no me gustaba es un postre típico thailandés reversionado a mi manera. Como muchos sabréis me encanta la comida internacional, y he probado muchas, aunque aquí, claro, ya me gustaría viajar un poco más y probarlo en los países de origen, pero mientras tanto me conformo con investigar por aquí, que muchas veces nos ofrecen lo mejor de su gastronomía en nuestro país y es un lujazo.
La comida thai es una de ellas. Utilizan mucho la leche de coco para cocinar, cosa que he descubierto a través de esta cocina, en sopas, en fideos, con pollo, para salsas y sobretodo en postres. Yo he probado las perlas de tapioca o perlas de Japón que se le llama, que es el almidón de la yuca que se utiliza para espesar salsas, en bebidas o postres, en restaurantes thais y en algún vietnamita. Se suele comer tibia o caliente junto con la leche de coco. Son unas bolitas gelatinosas que se funden con la leche de coco. Para contrastar lo suelen poner con helado de mango o mango a trocitos y el sabor me encanta. Si os gusta la leche de coco lo tenéis que probar, porque es una textura nueva, la leche de coco se concentra en cada uno de sus granos de tapioca y lo hace exquisito. Personalmente me gusta tibio y es muy sencillo de preparar en casa.
Y si lo queréis vestir de fiesta, como he hecho yo en este caso, podéis combinarlo con una espuma de mango y triunfaréis seguro.
La tapioca la podéis encontrar en los supermercados, aunque la que se usa para los postres son las perlas de Japón, que son más esféricas y grandes. Su elaboración es muy sencilla como os he comentado, vamos a ello.
Para cuatro vasitos como éstos necesitáis:
Tapioca o perlas de Tapioca
Azúcar
Leche de coco
Mango
3 claras de huevo
Galletas de speculoos
En un cazo ponemos a hervir la leche de coco, 250 ml. Una vez hierva añadimos dos cucharadas de azúcar y dos de tapioca. Tened en cuenta que cuanta más le echéis más espesa quedará la crema, yo prefiero que tenga un poco de leche y no quede tan espesa, pero eso va a gustos. Lo hervimos unos cinco minutos y listo. Lo ponemos en nuestros vasitos y dejamos entibiar.
Con la mitad de un mango bien hermoso y maduro hacemos un puré. Lo batimos en nuestra batidora y reservamos.
Montamos las claras a punto de nieve y añadimos una pizca de sal para que queden bien firmes. Tienen que hacer picos duros y al volcar el cuenco no deben caer fuera.
Añadimos poco a poco puré de mango sin dejar de batir hasta obtener una espuma. Reservamos un poco del puré para poner sobre la tapioca.
El montaje sería: una vez fría o tibia la tapioca quedará compacta, como si hubiérais echado gelatina, añadís una capita de puré de mango y encima con una manga pastelera o si tenéis sifón para los más avanzados, la espuma de mango. Yo no le he puesto azúcar a la espuma porque la leche de coco y el puré son bastante dulces, pero si queréis se le podría añadir una cucharadita mientras montáis las claras.
Con sifón quedaría más profesional, pero con este merengue de mango os quedará una textura esponjosa y muy parecida. or último, machacamos unas galletitas de speculoos y añadimos por encima. Le aportarán el contraste crujiente a nuestra presentación y un toque de color.
Decoráis como más os guste y a ¡comer!
Estoy segura de que os encantará esta receta, por su sencillez y vistosidad y por su textura al paladar. Animáos y contadme qué tal, y si tenéis invitados en casa se van caer de culo con este postre!
Un besazo,